Confidencias coquetas

Elísabet Benavent

Elísabet Benavent

Confidencias coquetas

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Cuando publiqué En los zapatos de Valeria en Amazon, mucha gente me preguntó si era autobiográfica. Siempre sonrío cuando me lo preguntan; me da la risa. Creo que soy todo lo contrario a Valeria. Como he leído en algunas de las opiniones que hay en internet sobre ésta, yo también le daría un guantazo bien dado con la mano abierta llegado el momento, pero siempre he creído que para que la historia funcionase, ella tenía que ser de ese modo.
Y sonrío porque la novela, quizá no sea autobiográfica a ese nivel, pero sí a otros muchos. Todas las personas que escribimos vamos dejando pequeñas perlitas de nuestra verdadera naturaleza engarzadas en todo el texto y lo hacemos sin darnos cuenta. Por supuesto, me veo másreflejada en uno de los personajes que en el resto, pero el nombre me lo guardo.

Muchas de las conversaciones, las situaciones, los escenarios e incluso algunos de los trapitos que lucen Lola, Valeria, Carmen y Nerea, son reales. El mejor ejemplo es el restaurante donde quedan para sus cenas de confidencias. Ese lugar es real, pero he modificado todo lo que hay alrededor para que encaje en la historia.

El local real estaba en Valencia, en la localidad donde viven mis padres y yo estudié los últimos años de instituto. De allí son el grueso de las coqueto-amigas que engordan estos post con sus aventuras, aunque no las mencione. Son muy discretas ellas, prefieren el anonimato. La cuestión es que, como creo que ya he contado, durante algunos años ese local, llamado La Miló, fue nuestro centro de operaciones. Era un restaurante con estilo pero sin pretensiones, con una carta deliciosa y un buen vino de la casa. Allí, en un rincón junto a la entrada, había unos sillones de cuero y una mesa baja, donde alguna vez tomamos una copa. Y al centro, las mesas sobre las que destacaban los manteles individuales verde lima y fucsia. Era un sitio genial, donde nos sentíamos como en casa, que no era caro, pero nos hacía sentir glamourosas.

Los estudios fuera de nuestra tierra, las parejas, los trabajos y otras muchas cosas, hicieron que no pudiéramos vernos todos los fines de semana; a pesar de ello, éramos fieles a ese restaurante todas y cada una de las veces que conseguíamos reunirnos todas. Pero un día… cerró.

Para mí, es un lugar cargado de recuerdos. En el baño había una pared de pizarra y unas tizas de colores, donde hemos escrito verdaderas barbaridades. Pero… ¿qué se espera de un grupo de amigas que se autodenomina «Las ladillas enfurecías»? En nuestro grupo de whatsapp tenemos la foto de Cristiano Ronaldo rascándose con brío las vergüenzas… creo que ahí lo dejo todo claro.

Ellas, todas, en mayor o menor medida, son Lola, Carmen, Nerea y Valeria, del mismo modo que lo soy yo. Algún día os contaré cuántos disparatados comentarios escritos en boca de Lola fueron hechos en la vida real. Algún día. 😉

Vaya tela, cómo me enrollo.

El caso es que anoche salí a cenar con Mr. Coqueto en Madrid. (Perdonad la puesta en contexto de 500 palabras a la que os he sometido) Era Pipa & Co, un restaurante muy cuco, nuevo y con un ambiente glamouroso. Tal y cómo me pasó con Maricastaña (local al que dediqué otra entrada de este blog) me imaginé al momento compartiendo mesa con mis amigas.
Cuando acabábamos de pedir la cena y el camarero me servía un cumplido bloodymery, cuatro chicas se sentaron en la mesa de al lado. Un sofá, una mesita de centro y dos sillones. Miré a mi marido con los ojos como platos y le dije, con una sonrisa en la cara: «¡¡Han venido a cenar las chicas de la novela!!»

Ese rincón especial, tan SagaValeria
Ese rincón especial, tan SagaValeria

Así que creo que he encontrado el restaurante perfecto para cenas del tipo «Saga Valeria». Bien con pareja, pero seguro que mucho más divertido con las amigas. Combinados, cocina de mercado, terraza para las fumadoras, postres increíbles y buen precio (para todas las que, como Valeria, tenemos que apretarnos un poquito el cinturón).

La carta del local
La carta del local

El restaurante se llama Pipa & Co, y está en Paseo de la Habana (con Alberto Alcocer), Madrid. Nosotros pedidos dos entrantes (burrata con tartar de tomate y huevo poché con patata y aceite de trufa negra) y un plato principal cada uno (Mr. Coqueto una pizza casera de tomates secos, queso de cabra y cebolla caramelizada y yo tartar de atún rojo con algas wakame) Todo espectacular (como el bloodymery, que estaba cargadito, cargadito). De postre un pedazo de tarta de zanahoria y el total de la cuenta… poco más de 50 euros.

El primer entrante! (Burrata con tartar de tomate)
El primer entrante! (Burrata con tartar de tomate)
El segundo entrante (huevo poché con patata y aceite de trufa)
El segundo entrante (huevo poché con patata y aceite de trufa)

Es uno de esos locales a los que volveré porque, además de ser deliciosos, es una fuente de anécdotas. Quiero sentarme en esa mesa, en los sillones, rodeada de mis coqueto-amigas y tomarme unos vinos. Un par de ellas se pelearán por rebañar con pan el huevo poché. Otra pedirá una ronda más mientras camina hacia la terraza, pitillo en mano y mientras me levanto para acompañarla, las demás se encargarán de hacer bromas sobre mi bolso.

Y, aprovechando las confidencias… echaré mano de mi bolígrafo mental para ir anotando todas esas cosas que las hacen geniales y que puedan colorear mis libros… y en mis posts.

Coquetos besos!

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